En lo posible se tratara los diferentes tipos de religiones: panteístas, politeístas, dualistas, no teístas y cómo no, las monoteístas. De entre todas ellas, es indudable que éstas últimas son las que han creado las guerras de índole religiosa y las que finalmente más han influido en nuestra civilización actual.
No cabe duda de que la religión es parte de la condición humana desde nuestros ancestros, que consideraban divinos o sagrados cosas o animales tangibles, hasta que la evolución del pensamiento abstracto hizo que el hombre comenzara a crear sus propios dioses a los que su imaginación iba dando forma, creando a su vez a todo su alrededor unos ritos y ceremonias, que finalmente han servido, la mayoría de las veces, para dominar a las masas a través de dictados o leyes "divinas", a veces impuestas por medio de la fuerza y la violencia.
Para un ser racional le es imposible creer o si quiera imaginar a ninguno de esos dioses. Pero ya el hombre de las cavernas comenzó a adorar aquello que creía que estaba por encima de él. El oso era un animal poderoso, por lo tanto para aquel primitivo ser humano, tenía algo de "divino", ya que era capaz de vencer al hombre. Cuando la carrera armamentística subió un escalón, vieron que el oso no era tan fiero como lo pintaban si se tienen las armas adecuadas. Había que crear nuevos dioses.
Sin duda de que el rey de los dioses y cuyos ritos a lo largo de los milenios se han ido adaptando conforme se ha ido evolucionando, es el dios Sol. De él y de sus ceremonias y desarrollo emanan prácticamente el resto de religiones, incluidas las monoteístas actuales.
Al ser humano parece que le es imposible vivir sin sentir sobre él un poder superior y otros se aprovechan de esa necesidad para dominar a masas de seres humanos, a veces mezclando la política con la propia religión como ocurre con la teocracia, algo que se vivió hace siglos en occidente y que aún hoy día existe en países de Oriente Medio y otros más o menos aislados.